lunes, 23 de febrero de 2009

Anticiparse al miedo

La temperatura térmica del ambiente es de 5º, si bien, la sensación térmica a consecuencia del viento es de 0º y, bajando. Esto define el escenario ambiente de la calle y privado.


En los medios de comunicación se habla de crisis, los políticos, financieros y empresarios que aparecen en los medios no hacen otra cosa que hablar de crisis, pedir ayudas al sector financiero y grandes empresas y por qué ha sucedido esto, aquello y lo de más allá.


Aparentemente, estamos a la vuelta de una nueva oleada de noticias más graves, si caben que sí, en todos los sectores y, pronto, empezarán, sino han empezado ya, a sonar las alarmas de las gentes en la calle.


El miedo y la incertidumbre de no saber que nos espera, pues los políticos dicen no saber a dónde vamos y cuál será el resultado de sus medidas, es un mal asunto, que ya deberían de estar sobre la mesa y la agenda de todos los gobiernos, la “anticipación a los acontecimientos”.


Casi sin duda, hay que evitar que el sistema caiga a plomo. Pues el caos y el desorden sería total.

Sería una irresponsabilidad, asimilable al de “Crímenes contra la Humanidad”, dejar que los acontecimientos decaigan por sí mismo y contar sólo con la imprevisión y la actuación de las fuerzas del orden, en el caso más que previsible de alboroto general.


Es cuanto menos preocupante, que nada se diga y comente de la sensación general y privado del aumento de miedo contenido en las familias y hogares, sin duda, se habla y se discute sobre el paro y cierre de empresas y comercios, las ayudas a los bancos, sector financiero y gran empresa en general, y, posiblemente, el sentir general, por desconocimiento, es de rechazo e incomprensión a dichas ayudas y a cómo se a podido llegar a esta situación.

También se habla de las iniciales ayudas a los sectores de personas menos favorecidas, inmigrantes en especial, y también por desconocimiento, la reacción es de rechazo y actitud discriminatoria, sin distinción de clase social, pues ahora somos nosotros los que percibimos la discriminación.


En general, desde trabajadores sin cualificación, hasta medianos empresarios, pasando por trabajadores cualificados y profesionales liberales, la sensación de miedo, ansiedad y estrés, está prendiendo como un hilo de pólvora en todas las capas de la sociedad sin distinción geográfica, y, razonablemente, el muro de contención construido con tanto esfuerzo en los últimos 30 años, empieza a resquebrajarse abrupta y peligrosamente, pudiendo llegar a reventar sin previo aviso.


El día 23 de febrero del 2009, por primera vez, ha aparecido una noticia de que la policía británica avisa de un verano caliente, de que no se empiecen a ver resultados positivos con prontitud a la actual situación.


Por otra parte, los políticos y dirigentes económicos y empresariales de todo orden, no están contribuyendo en nada para ofrecer un mensaje claro, de qué es lo que se puede hacer y cuáles pueden ser los resultados, alimentando aún más la impotencia y el temor general. Tal parece, que pretendan llevar a límite la domesticación del ánimo colectivo, siendo el resultado tan impredecible e imprevisible como las medidas que pretenden.

Se siguen pidiendo más ayudas, se pide liberar el despido, se dan todo tipo de explicaciones de qué es lo que ha pasado y por qué, pero nada se dice que es lo que se puede hacer mejor y que no hay garantías de que estas medidas resuelvan en la parte que sea y a quién.


Lo peor es, el contenido y silenciado aumento del miedo y la inexorable ansiedad que está creando en las gentes.


Esto es lo que en verdad puede derribar el precario sistema actual.


Urge pues, la anticipación a la acción general descontrolada y desinformada.

Urge, tanto o más, que las medidas de ensayo para enderezar el caótico sistema económico social, pues de generalizarse el desorden, de nada servirían dichas medidas en el tiempo si estalla la revuelta.

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