domingo, 9 de diciembre de 2012

Otium Cum Dignitate

Nuestro presente es demasiado breve como para que veamos cambios traumáticos sociales, que de producirse, serían por una concurrencia y por un proceso apoyado en tres pilares: Valores, poder y Tecnología, ninguno de ellos será capaz por sí solo de producir un cambio pero cada cambio ha incidido en todos los cambios sociales que ha sufrido la sociedad y la Humanidad.

Los valores forman parte esencial de todas las sociedades habidas a lo largo de la historia, siendo la base de las relaciones humanas y de todas las instituciones. Son importantes en toda sociedad que se precie y, un cambio en ellos, supone toda una catarsis.

Toda posibilidad de cambio social, sabemos todos que será a consecuencia de la acumulación de poder en muy pocas manos o la redistribución del poder entre los ciudadanos, esto último supondría, una revolución política social y un alto grado de consciencia y responsabilidad individual y colectiva.

La tecnología cuyo nivel posibilita dispersar el conocimiento y, que se redistribuya el trabajo y el poder por lo que es relevante en el cambio social y su cambio, supone una revolución tecnológica.
Estos tres pilares de la dinámica social interactuando entre sí, pueden producir el cambio, aunque las distintas ideologías políticas vean el cambio de una manera u otra, en todos los casos se sabe, que es el poder dominante el que decide, qué es lo que se hace y cuándo.

El verdadero cambio social se da cuando se alternan Valores, Poder y Tecnología, ya que la simultaneidad se ve imposible. Los cambios van de manera individual aunque estén interrelacionados, y cada uno tiene su duración y proceso en el tiempo, por lo que es difícil saber sobre cual actuar, aunque pueden concurrir en el tiempo.

Para salir de la crisis actual es necesario el cambio de valores y de comportamiento de la sociedad, que ayudados por la difusión del conocimiento en los medios y las nuevas tecnologías llegan antes y de forma más eficaz a los ciudadanos, pudiendo culminar en una revolución social, seguidos por la tecnología y la redistribución del poder si el cambio de valores es sincero y de raíz.

Esto supone romper con las viejas mentalidades heredadas, cambiando de valores para establecer un nuevo paradigma “La motivación por el progreso del ser humano" como ideal y modelo de sociedad que parece estar madura para recibir una civilización basada en la abundancia y en la reasignación de la dedicación, (antiguo trabajo), persiguiendo la plena ocupación productiva y de formación, liberando disponibilidad para la familia y las propias preferencias.... todo esto se resume en un valor global: “Lo esencial somos los seres humanos”.

Así, la “Motivación de un mundo de abundancia” en armonía y equilibrio con el entorno en que toda las personas puedan acceder y disfrutar responsable y activamente de los derechos humanos en libertad y libre elección, sin más condicionante que el conocimiento y la disponibilidad de cada cual, respetando las diferencias que puedan sobrevenir por la propia naturaleza y el esfuerzo del intelecto.

Los derechos de la sociedad del ocio deberían ser debatidos y propuestos por los humanistas haciendo las modificaciones necesarias para que funcione. Aproximadamente serian así:
Derecho al Ocio,
Derecho a la salud,
Derecho a la belleza,
Derecho a la intimidad,
Derecho a la verdad,
Derecho al estudio,
Derecho a viajar,
Derecho a la satisfacción sexual,
Derecho a la paz,
Derecho a ser únicos.

Esta lista de derechos debería ser firmada por todos aquellos que dispongan de concienciación social y sepan compartirla. Se trataría de fomentar el ocio con dignidad, como un arte que puede enseñarse en una sociedad avanzada. La educación normalmente no fomenta los tres ámbitos prioritarios humanos que deberían ser; inteligencia, sensibilidad y voluntad para elevar el nivel de la sociedad y acercarla al enriquecimiento de lo bueno lo verdadero y lo bello.

Se extendería a toda una sociedad humanista el lema Otium Cum Dignitate. Llegando a todas las clases sociales que al no tener que vivir para ganar un sueldo entrarían en el ciclo en el que la naturaleza se aproximaría al equilibrio.

Y como decía Justo Serna en su artículo “Otium cum dignitate”. Podemos rehacernos, remontarnos, pero siempre que extendamos y universalicemos ese hallazgo de ciudadanos, siempre que no nos abandonemos a la esperanza ociosa, a la desidia de un futuro inaprensible. Podemos disfrutar materialmente, por qué no; y podemos empeñarnos en gozar de ese instante eterno que es el presente, esa exaltación, ese estado de independencia, esa libertad indeterminada, esa meta sin ataduras, un estado al que accedemos cuando comemos, sobrevivimos, vivimos y leemos, cuando nos mejoramos y nos deleitamos haciendo partícipes a los demás de la civilización, de la democracia y de la reflexión. Otium cum dignitate

Referencia: El País


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