domingo, 21 de junio de 2009

Mirar como un niño


Pasado 3 fines de semanas, lo pasé muy entretenido de canguro con 2 jóvenes, uno de 12 años y el otro de 16, y un adulto de 40 años con síndrome de Down.

No ha sido la primera vez y seguro no será la última, todo un baño de sensaciones. Al caso es, que en esta ocasión decidí intentar explorar y recordar, cuanto percibe un niño del entorno y su mundo, a través de las ventanas de los sentidos, gestos y la conversación, ajustada y apropiada en cada caso y con cada uno de mis anfitriones.

El más joven es prudente, aparentemente retraído, muy inteligente y observador de cuanto sucede alrededor, aunque trata de disimular estar distraído en sus juegos de la play, viendo la tv o leyendo un libro. Es buen conversador, ameno, directo sin rodeos y guardando las distancias, ya dispone de un cerco en torno a su espacio, que cree vital, que cuida con celo y dignidad de adulto. Impronta bien definida de familia.

Mirar a través del niño que casi nunca dejamos de ser, aunque lo olvidemos, es todo un ejercicio de abducción o si se prefiere de magia. La intensidad de las luces y los olores, la calidez de las manos y el suave tacto de la esponja del baño o la rama de olivo acariciando la piel tumbado en el monte, la brisa de una tarde de verano en las dunas de la playa, los escarceos en la conversación con los adultos, el amagar y saltar o revertir contra el otro el botín obtenido, y así, un sinfín de juegos y sensaciones escogidas al azar en el fondo del particular baúl neuronal, es uno de los pocos placeres que por voluntad propia se pueden invocar en cualquier momento, llamando a los dioses que un día nos dieron su sombra.

Ha sido memorable, como todo cuanto a bien queramos disfrutar con la intensidad de la emoción en la palma de la mano.

En recuerdo y agradecimiento, les dejo la presente que espero conserven y puedan mejor disfrutar en otro momento.

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21 junio 2009 Moncada – Valencia

Con la intención de invitar a abrir la ventana al mudo y despertar la mirada de la curiosidad, dedico la presente con cariño a Julián y Adrián.
Seguido artículo publicado en El País de mi adorable Manuel Vicent, "Dioses", muy similar en la esencia, a otros muchos leídos de diferentes autores, en los que, la magia de las palabras contenidas en la inteligencia del ser humano, puede ser capaz de aglutinar, asociar y crear una imaginaria bella figura con una frase o texto cualquiera. La recreación y modelado de la imagen con la fantasía de las palabras, sin duda, es producto de la particular habilidad, a condición, de que las neuronas hayan asimilado multitud de palabras y significados que permitan asociarse con ritmo y sentido para ser proyectadas con la mente. La bella figura holográfica que cada cual interpreta según su conocimiento y condicionantes, puede llegar a ser tan bella y sublime, como las mil y una noches o el embrujo de la luz de una vela en el interior de un vaso árabe de té. La sensibilidad y emoción del momento, único e individual, es crucial y esencial, cuando la conjunción espacial sin fronteras de las neuronas juega a los dados con los genes en alternancia sin orden, casi siempre.

Besos para Julián y familia Villar Cebrián….. de Juan

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