El azar siempre está al acecho y no siempre se puede contar con el acierto o la inspiración de la química individual, tanto para recibir como para ofrecer.
Contemplar la belleza de la danza de las palabras al son de The Mummers' Dance o Marco Polo de Loreena McKennitt del álbum The Book of Secrets o las Flores en el mar de Jorge Drexler del álbum Llueve, son todo un éxtasis de la imaginación, difícilmente superable por cualquiera de los placeres que se puedan convocar y disfrutar por los sentidos y el tacto.
Apropiarse para el propio goce, disfrute y conveniencia del sentido y signo del chance, supone la máxima expresión de libertad a salvo de toda sospecha. Cualquier recompensa es insignificante comparado con el placer de sentir en la punta de los dedos los límites del universo en su máxima grandeza, dimensión y esplendor, si se dispone de la sensibilidad necesaria y de la fuerza de los valores que proporcionan el equilibrio de los sentidos y el alma.
Habitualmente, una mirada, un gesto, una breve conversación, una frase, un bello texto o el estribillo de una música, proporcionan el suficiente impulso y motivación para desear seguir estando vivo con alegría a pesar de la precaria existencia.
Desde hacía varios días llevaba rondando por mis neuronas, parecido al presente texto, y mira por dónde, vete a saber porqué, hoy, Del Alfiler al Elefante de Lluís Bassets, con su dubitativa danza, más allá de la limitación del escenario, incita el vuelo de la bailarina que a mucho esfuerzo agita mi imaginación. Vaya pues, mi agradecimiento sincero a Lluís por su acierto, que no siendo el primero, sí lo es para mí en cuanto a reconocimiento y gratitud por su regalo.
Advierte Lluís a los lectores, que probablemente no sea éste el mejor momento, aunque no hay más remedio, pues, no hay mucho tiempo más que perder. Y añadiría yo, ni qué ganar.
Así, esperaré las siguientes entregas de modo que siga disfrutando de la danza y la música con la que modela sus figuras.
Mil Gracias Lluís.
Contemplar la belleza de la danza de las palabras al son de The Mummers' Dance o Marco Polo de Loreena McKennitt del álbum The Book of Secrets o las Flores en el mar de Jorge Drexler del álbum Llueve, son todo un éxtasis de la imaginación, difícilmente superable por cualquiera de los placeres que se puedan convocar y disfrutar por los sentidos y el tacto.
Apropiarse para el propio goce, disfrute y conveniencia del sentido y signo del chance, supone la máxima expresión de libertad a salvo de toda sospecha. Cualquier recompensa es insignificante comparado con el placer de sentir en la punta de los dedos los límites del universo en su máxima grandeza, dimensión y esplendor, si se dispone de la sensibilidad necesaria y de la fuerza de los valores que proporcionan el equilibrio de los sentidos y el alma.
Habitualmente, una mirada, un gesto, una breve conversación, una frase, un bello texto o el estribillo de una música, proporcionan el suficiente impulso y motivación para desear seguir estando vivo con alegría a pesar de la precaria existencia.
Desde hacía varios días llevaba rondando por mis neuronas, parecido al presente texto, y mira por dónde, vete a saber porqué, hoy, Del Alfiler al Elefante de Lluís Bassets, con su dubitativa danza, más allá de la limitación del escenario, incita el vuelo de la bailarina que a mucho esfuerzo agita mi imaginación. Vaya pues, mi agradecimiento sincero a Lluís por su acierto, que no siendo el primero, sí lo es para mí en cuanto a reconocimiento y gratitud por su regalo.
Advierte Lluís a los lectores, que probablemente no sea éste el mejor momento, aunque no hay más remedio, pues, no hay mucho tiempo más que perder. Y añadiría yo, ni qué ganar.
Así, esperaré las siguientes entregas de modo que siga disfrutando de la danza y la música con la que modela sus figuras.
Mil Gracias Lluís.
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