La sociabilidad del ser humano, posiblemente sea el mayor impulsor del progreso de la humanidad. Las lágrimas de San Lorenzo o un árbol frutal, al gusto de las relaciones personales, solo tienen la limitación de la disponibilidad temporal, espacial y la memoria.
Puedes haber conocido a una persona hace años y no haberla visto en largo tiempo, reconocerla y encontrarla como una dulce o amarga fruta en conserva o haberla perdido sin rastro en la semilla de un nuevo frutal interno desconocido o en una lagrima en el océano.
Limitadamente podemos relacionarnos hasta donde espacial y temporalmente queramos, pero con quien más nos relacionamos es con nuestra conciencia, percepción y asimilación de las semillas prestadas por otros que hacen su camino modelando nuestra esencia y naturaleza. Tampoco es posible llegar a todo ni a todos y menos aún saber por anticipado acertar en la elección.
El árbol de nuestras relaciones y experiencias directas, puede ser y empezar con unos pocos cientos de personas y llegar hasta un límite aproximado de varios miles, incluidas las semillas recogidas en nuestra memoria que, solo aparentemente, germinan unas cuantas como brotes de nuestro árbol frutal.
Así pues, parece inevitable la cooperación y el agregar conocimientos individuales y de grupo, si queremos progresar logrando la abundancia en equilibrio con el entorno, superando las divisiones existentes entre los seres humanos.
Estamos preparados para este gran salto adelante en actuar y modo de comportarnos?, qué circunstancias y requisitos se tienen que dar?, cuándo será posible?....
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